viernes, 4 de noviembre de 2011

"¿De quién es la naturaleza?: "La mercantilización de la vida"

Pat Money (ALAI AMLATINA), Prologo.

Toronto.-  Hace 30 años la humanidad tenía un problema, la ciencia tenía una fascinación y la industria tenía una oportunidad. Nuestro problema era la injusticia. Las masas de hambrientos crecían y al mismo tiempo la cantidad de campesinos y agricultores menguaba. La ciencia, mientras tanto, estaba fascinada por la biotecnología, la idea de que podríamos manipular genéticamente los cultivos y el ganado (y la gente) para insertarle características que supuestamente superarían todos nuestros  problemas.

La industria de los agronegocios vio la oportunidad de extraer las enormes ganancias latentes en toda la cadena alimentaria. Pero el sistema alimentario tremendamente descentralizado les impedía llenarse los bolsillos. Para remediar esta enojosa situación había que centralizarlo.

Todo lo que la industria tuvo que hacer fue convencer a los gobiernos de que la revolución biotecnológica podía poner fin al hambre sin hacer daño al ambiente. Pero, dijeron, la biotecnología era una actividad con demasiado riesgo para pequeñas empresas y demasiado cara para investigadores públicos. Para llevar esta tecnología al mundo, los fitomejoradores públicos tendrían que dejar de competir con los fitomejoradores privados. Los reguladores y controles antimonopolios tendrían que mirar para otro lado cuando las empresas de agroquímicos se apoderaran de las empresas de semillas, que a su vez compraron otras empresas de semillas. Los gobiernos tendrían que proteger las inversiones de las industrias otorgándoles patentes, primero sobre las plantas y luego sobre los genes. Las reglamentaciones de inocuidad para proteger a los consumidores, ganadas arduamente en el transcurso de un siglo, tendrían que rendirse ante los alimentos y medicamentos modificados genéticamente.

La industria obtuvo lo que quiso. De las miles de compañías de semillas e instituciones públicas de mejoramiento de cultivos que existían 30 años atrás, ahora sólo quedan 10 trasnacionales que controlan más de dos tercios de las ventas mundiales de semillas, que están bajo propiedad intelectual. De las docenas de compañías de plaguicidas que existían
hace tres décadas, 10 controlan ahora casi 90 por ciento de las ventas de agroquímicos en todo el mundo. De casi mil empresas biotecnológicas emergentes hace 15 años, 10 tienen ahora los tres cuartos de los ingresos de esa industria. Y seis de las empresas líderes en semillas son también seis de las líderes en agroquímicos y biotecnología.

En los pasados 30 años, un puñado de compañías ganaron el control sobre una cuarta parte de la biomasa anual del planeta (cultivos, ganado, pesca, etcétera), que fue integrada a la economía de mercado mundial.

Actualmente, la humanidad tiene un problema, la ciencia tiene una fascinación y la industria tiene una oportunidad. Nuestro problema es el hambre y la injusticia en un mundo de caos climático. La ciencia tiene una fascinación con la convergencia tecnológica a escala nanométrica, que incluye la posibilidad de diseñar nuevas formas de vida desde cero. La oportunidad de la industria radica en las tres cuartas partes de la biomasa del mundo que, aunque se usa, permanece fuera de la economía de mercado global.

Con la ayuda de nuevas tecnologías, la industria cree que cualquier producto químico que hoy es fabricado a partir del carbono de combustibles fósiles puede hacerse a partir del carbono encontrado en las plantas. Además de cultivos, las algas de los océanos, los árboles de la Amazonia y el pasto de las sabanas pueden ofrecer materias primas
(supuestamente) renovables para alimentar a la gente, hacer combustibles, fabricar aparatos y curar enfermedades, a la vez que eludir el calentamiento global. Para que la industria haga realidad esta visión, los gobiernos deben aceptar que esta tecnología es demasiado cara. Convencer a los competidores de que corren demasiado riesgo. Hay
que desmantelar más reglamentos y aprobar más patentes monopólicas.

Y tal como ocurrió con la biotecnología, las nuevas tecnologías no tienen por qué ser socialmente útiles o técnicamente superiores (es decir, no tienen por qué funcionar) para ser rentables. Todo lo que tienen que hacer es eludir la competencia y las alternativas y
coaccionar a los gobiernos para que se abandonen a su control. Una vez que el mercado está monopolizado, poco importa cuáles son los resultados de la tecnología.

- Pat Mooney
Premio Nobel Alternativo y director del Grupo ETC.

El texto prologa el informe "¿De quién es la naturaleza?: el poder
corporativo y la frontera final en la mercantilización de la vida",
disponible en www.etcgroup.org

jueves, 3 de noviembre de 2011

Ayuntamientos para el desarrollo

Interesante articulo escrito hoy 03/11/2011 por Pavel Isa Contreras:

Con la crisis del neoliberalismo, las políticas de desarrollo productivo han vuelto a la palestra. La promoción directa de la actividad productiva ya no sólo no es una mala palabra, sino que se está volviendo un imperativo.Simultáneamente, en años recientes se ha venido relevando la importancia de contar con gobiernos locales con capacidad de definir y aplicar políticas en ámbitos más allá de los habituales.

Las políticas de desarrollo productivo no son una excepción. Existe un creciente consenso de que en un conjunto de áreas, los gobiernos locales pueden ofrecer un complemento crítico a las políticas de los gobiernos centrales.

En el caso dominicano, un esfuerzo en esta dirección implicaría un giro importante, porque las políticas de desarrollo productivo se han pensado como de la exclusiva competencia del Gobierno central. Sin pretender agotar la lista, hay al menos ocho áreas en las que los gobiernos locales tienen espacios para promover la producción y el empleo.

Primero, en una política de ordenamiento del territorio que oriente y reglamente la ubicación de las actividades productivas y que propicie un adecuado uso del suelo y del espacio. Los problemas de aglomeración urbana y el caótico desarrollo de muchas ciudades han hecho esto evidente.

Segundo, en la educación, la capacitación y el aprendizaje. El desarrollo es, en mucho, un proceso de aprendizaje. Siendo así, la educación y la capacitación son claves para el cambio. En este aspecto, los gobiernos municipales en muchas partes del mundo, especialmente en los países de mayor tamaño y de gestión pública más descentralizada, tienen una importante experiencia acumulada.
Tercero, en el fomento de alianzas empresariales territoriales y sectoriales. Las alcaldías están en una posición privilegiada para ello. La aglomeración de negocios en determinados espacios constituye una de las fuerzas más destacadas que impulsan un crecimiento continuado de la producción y la inversión por las sinergias que se generan entre éstos.

Cuarto, en el desarrollo de la infraestructura local. La debilidad en la infraestructura pública es uno de los desalientos más fuertes de la inversión.

Esta es un área de intervención relativamente convencional para los gobiernos municipales, aunque en el país la falta de recursos y el clientelismo la han limitado.

Quinto, en la protección del medio ambiente y el uso sostenible de los recursos. Los gobiernos locales tienen elevadas responsabilidades en esta área. Además de lo que esto implica en términos de la regulación y su cumplimiento, se trata de una oportunidad para promover actividades cuyas potencialidades dependen de sus prácticas ambientales, como el turismo ecológico o la producción orgánica. Las alcaldías pueden jugar roles relevantes en el cumplimiento de estándares ambientales certificables que garanticen una sostenibilidad de la demanda.

Sexto, en la promoción de la cultura y de la industria cultural. Muchos territorios tienen manifestaciones culturales que les identifican. Con una participación de los gobiernos locales que garantice el pleno ejercicio y disfrute de ellas por parte de la población, pueden ser explotadas comercialmente, generando actividad económica y empleos.

Séptimo, en la promoción de la organización de pequeños productores urbanos y rurales. Como lo demuestra la experiencia rural, frecuentemente, las organizaciones de productores son críticas para el desarrollo de los pequeños emprendimientos. Por ello, el fortalecimiento de esas organizaciones es un espacio en donde las alcaldías pueden jugar un rol constructivo.

Octavo, en la promoción de la cohesión social y de la identidad local. Esto fortalece la autoestima del colectivo, la cual se proyecta sobre las actividades económicas impulsadas desde el territorio. El impacto de la autoestima está documentado en diversas experiencias de desarrollo rural.

Como se ve, los gobiernos municipales tienen espacios para hacer políticas de desarrollo productivo que contribuyan a una expansión de la base material. No obstante, además de superar las enormes carencias de recursos financieros y capacidades técnicas e institucionales, aprovecharlo supondría un cambio significativo en la forma en que opera el Estado a diferentes niveles. Y antes que todo, implica transformar la dinámica de la política y del quehacer de los partidos hacia una que les vincule orgánicamente a la sociedad, expresando sus aspiraciones y sus contradicciones. l
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Por Pavel Isa Contreras

Columnista








miércoles, 2 de noviembre de 2011

ONU alerta de impacto de población en medioambiente sin economia sostenible

Acento.com.do

"El planeta podría sostener a 7.000 millones de personas, sí, incluso a 10.000 millones, pero no de la actual forma. El desarrollo económico deber estar unido siempre al respeto del medioambiente, es algo imperativo. No debe verse como un lujo de la clase adinerada, si no como una necesidad de los pobres".

Servicios de Acento.com.do/EFE
NAIROBI, Kenia.- Naciones Unidas alertó este lunes, 1 de noviembre,  del devastador efecto que el gran crecimiento de la población mundial, que ha alcanzado estadísticamente los 7.000 millones de personas, podría tener sobre el medio ambiente si no se gira hacia una economía sostenible.

"Está claro que el medio ambiente es el hogar de la humanidad, esa conexión no se puede negar. Hace trece años aquí vivíamos 6.000 millones; ahora somos 7.000", apuntó este lunes  el representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) Fidelis Zama Chi.

Chi hizo este comentario en una rueda de prensa conjunta en Nairobi del UNFPA y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) para presentar el informe "Seguimiento del cambio de nuestro medio ambiente".

Los expertos explicaron que el incremento de la población exige también un incremento de la producción, que de no ser sostenible podría destruir el entorno.

"Por ejemplo, en el Cuerno de África, en concreto en Kenia, se calculó que vivían unos 40 millones de personas en 2009, lo que indica un crecimiento en torno al 3 por ciento anual. Si se sigue a este ritmo, la población se multiplicará por dos en cuestión de 26 años", detalló Chi.

"¿Os imagináis a Kenia con 80 millones de personas y sin medios sostenibles? No habría agua para todos, ni comida, ni electricidad, habría una tala masiva de árboles, etc", afirmó, por su parte, el director ejecutivo del PNUMA, Achim Steiner.

Por ello, Steiner subrayó la necesidad de un giro radical hacia las fuentes sostenibles: "El mundo va en la dirección contraria a la que debería ir. (...) Producimos más comida pero estamos destruyendo la base de la misma".

"El planeta podría sostener a 7.000 millones de personas, sí, incluso a 10.000 millones, pero no de la actual forma. El desarrollo económico deber estar unido siempre al respeto del medioambiente, es algo imperativo. No debe verse como un lujo de la clase adinerada, si no como una necesidad de los pobres", sentenció Steiner.

Un dato relevante que señala el informe, en el que se comparan datos actuales con los expuestos en la Conferencia de Río de Janeiro de 1992, es la desaparición de más de 300 millones de hectáreas de bosques (aproximadamente el tamaño de Argentina), a pesar de la reforestación en Europa, Norte América y Asia-Pacífico.

Otro dato negativo para el medioambiente es el incremento continuado desde 1992 hasta la fecha de la emisión global de CO2 debido al consumo de combustibles fósiles, el 80 por ciento del cual lo emiten tan sólo 19 países.

Destaca también el incremento de la producción de plástico en un 130 por ciento desde 1992, lo que genera un gran impacto medioambiental si tenemos en cuenta que una bolsa tarda en degradarse 20 años y una botella del mismo material 150 años.

Sin embargo, el informe señala también algunas tendencias positivas, como es el incremento del uso de los recursos energéticos eficientes, que ha alcanzado un 540 por ciento desde 2004 a 2010.

Asimismo, el texto apunta que para 2015, casi el 90 por ciento de la población tendrá acceso al agua potable, con lo que se cumpliría con este Objetivo de Desarrollo del Milenio de la ONU.

El PNUMA destaca, asimismo, que muchos países han incluido la protección del medioambiente en sus agendas políticas, con medidas como el reciclado, la comercialización de energía renovable y nuevas convenciones y acuerdos multilaterales.

Según Chi, de los 7.000 millones de habitantes del planeta, 1.800 millones son jóvenes, "y la cuestión está en saber cómo educarlos en la sostenibilidad para que se transformen en un recurso", pues "la población es el mayor activo que poseemos si sabemos cómo manejarlo". EFE